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El Velorio

 

Cuando muere una persona se une todos los bienes que ocupaba en su vida. Algunos tienen la costumbre de localizar la muerte en el entierro: si es que la tierra llena el hueco después de sepultar, significa que murió por falta de remedios. Si en el hueco ha llenado la tierra, es que ya ha sido de muerte mismo. Antes de enterrar saben limpiar bien la casa y botar ceniza y después de volver del panteón van observando si hay pisadas del almita en la ceniza o no.
Hay que dejar la puerta abierta, sino fallece otra persona dentro de un mes. Cuando lloran llevando los cuatro cargadores la caja, también va a morir otro familiar.

Suplicamos al difunto a que lleve los mensajes a nuestras almitas con los que se va a encontrar y también le ponemos encargos a la caja, como pilche, fuete, las shigras, el wango, la ropa, platita y lo que le gustó comer, para que viaje bien. Para que no vaya venciendo la pena, sabemos jugar p.e. al juego de las ayoras: para hacer jugar bien, se elige un juez. Este juego se desenvuelve adentro al lado del cadáver. Dos compañeros tiran la ayora al centro y al que cae ´sello´, gana, al que cae ´cruz´, pierde. Se acaba con 12 puntos ganados. Otro juego es el del ´conejo y del perro´ que se juega afuera. Varias personas forman un círculo; adentro está un compañero ´conejo´ y afuera un compañero ´perro´. El perro tiene que tratar de romper el círculo para ir a coger al conejo. Él que lo deja pasar tendrá que hacer de perro en la próxima vuelta. Otro juego es el de ´Jacobo´: varias personas forman un círculo. Adentro está ´Jacobito´ con los ojos vendados y afuera está un compañero de ´patrón´. El patrón le jala al Jacobito llamándole para que le haga un servicio. Las personas del círculo tratan impedir que se vayan encontrando entre Jacobo y el patrón.

Después vamos al traslado. En los lugares de descanso recordamos vuelta los pasos y las actividades del difunto: ´por aquí descansaba´, ´por aquí sabía amarrar sus animalitos´, ´aquí iba a las reuniones´, todo lo que era en vida. 


La familia tiene que ir adelante para que la cargada de la caja no se haga demasiado pesada. Falleciendo de enfermo, el alma antes de morir anda visitando los lugares que frecuentaba él que va a morir, dejando señales como que va llorando, silbando o llamando. De la muerte que se acerca también van avisando algunos animales. En el momento que ya fallece, los cuyes avisan con ´cu, cu, cu, cu´. En el panteón le despedimos personalmente al finadito y para soltar todas las penas, los familiares se frotan con la tierra de la tumba.

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